Un estudio interdisciplinario llevado adelante por
investigadores del Instituto de Química Rosario (IQUIR, CONICET/UNR), el
Instituto de Biología Molecular y Celular de Rosario (IBR, CONICET/UNR) y el
Instituto de Investigaciones para el Descubrimiento de Fármacos de Rosario
(IIDEFAR, CONICET/UNR) comprobó que un compuesto denominado
levoglucosenona que puede extraerse de la cascarilla de soja es capaz de matar
a la bacteria Salmonella. Los resultados de la investigación fueron publicados
en la revista Industrial Crops and Products
Según la Organización Mundial de la Salud, la Salmonella
es una de las cuatro principales causas de enfermedades diarreicas y si
bien la mayoría de los casos de salmonelosis son leves, algunas veces pueden
ser mortales.
El equipo del IQUIR, liderado por el doctor Rolando
Spanevello, obtuvo la levoglucosenona de la cascarilla de soja a través
de un método llamado pirólisis que consiste en someter el material a
altas temperaturas en ausencia de oxígeno para evitar su combustión. Como
resultado de este proceso se obtiene un bioaceite conformado por una mezcla
compleja de compuestos.
“Analizamos el bioaceite a través de los métodos biológicos
que desarrolló el grupo de Eleonora García Véscovi del IBR y el de Ricardo
Furlán del IIDEFAR pensando que podíamos encontrar algunos componentes
bioactivos sin saber cuáles podrían ser”, indicó Spanevello y agregó “la
sorpresa fue que el componente mayoritario que obteníamos de la pirólisis, la
levoglucosenona, era el compuesto bioactivo”.
García Véscovi explicó que la metodología que desarrollaron
permite identificar en un conjunto de compuestos, como el bioaceite, cuál es
bioactivo enfrentándolo con la bacteria patógena en estudio para que sea
ésta la que seleccione el agente capaz de afectarla. Luego, para aislar la
molécula que tiene actividad el conjunto de compuestos pasa por sucesivos
fraccionamientos. En una etapa posterior, los investigadores trabajan con la
estructura del compuesto identificado modificando algunas partes de la molécula
para descubrir cuál es el sitio responsable de la actividad.
“Tenemos, además, una manera de detectar si la bacteria está
afectada en sus mecanismos de patogenicidad o en su viabilidad, es decir, en su
sobrevida”, señaló la investigadora y afirmó que, en este caso, la levoglucosenona
actúa de la segunda manera, matando a la bacteria.
Los investigadores remarcan la importancia de poder obtener
la levoglucosenona de un producto como la cascarilla de soja que, generalmente,
es considerado un desecho, es abundante en la región y tiene un costo
muy bajo.
“Hay una preocupación mundial muy grande por el potencial
agotamiento de las fuentes fósiles asociada a las energías, pero también es
necesario recordar que los recursos fósiles son una fuente sumamente
importante para la industria química”, sostuvo la doctora Alejandra Suárez,
miembro del grupo del IQUIR, y agregó “los químicos estamos muy compenetrados
en encontrar fuentes alternativas de productos químicos que sean sustentables y
económicas”.
Trabajo interdisciplinario
El doctor Germán Giri, actualmente becario post-doctoral del IBR, que realizó
este trabajo como becario del IQUIR, destacó la importancia del trabajo interdisciplinario
que fue necesario para llevar adelante este estudio. “Fue un desafío
interactuar con grupos de otras áreas, pero logramos establecer un
intercambio constante con el que fuimos acostumbrándonos a entendernos
mejor”, indicó Giri.
“Creo que de ahora en adelante esta interdisciplinariedad se
va a seguir potenciando porque los químicos podrán hacer modificaciones en el
compuesto y nosotros, probar cuál es la reacción de la bacteria en un ida y
vuelta hasta lograr optimizar la acción de estos derivados”, aseguró el
doctor Gastón Viarengo, becario en el IBR.
Por Vanesa Bomben
CONICET Rosario